lunes, 31 de agosto de 2009

¿De qué sirve?

De qué sirve si la única política que hacen los medios de comunicación es la política de empresa; si callamos y miramos hacia otro lado; si no somos capaces de ejercer la autocrítica y tergiversamos a nuestro antojo la historia.

De qué sirve si la información hace ya mucho tiempo que dejó de tener importancia; si la formación es algo inútil...

De qué sirve que creamos en unos valores si constantemente acaban pisoteados y a pocos o a ninguno le importa la verdad.

De qué sirven estas frases hechas, esta acomodación del lenguaje y de los gestos...

viernes, 5 de junio de 2009

Mi Contracanon

Invirtamos la falacia defendida por Harold Bloom. Hagámoslo sin tapujos y digamos lo contrario a lo que, desde su cátedra, desde el poder que le concede su posición de crítico en el lugar más poderoso de este planeta, nos dicta y digamos: Shakespeare no es el canon. Al menos no es el mío y tampoco lo es para muchos.

Olvidan cuantos han leído la obra y se han dejado fascinar por los planteamientos críticos que el canon tiene un carácter eminentemente político. Los cánones son imposiciones de tipo teórico que se realizan desde el poder para perpetuar un cierto sistema de valores. Lógico es pues que Bloom, que es anglosajón, deba situar al dramaturgo de la pérfida Albión en lo más alto del olimpo de los escritores. Pero el mérito no es suyo, sino que es producto de una gran campaña de propaganda en todos los soportes informativos que tiene como fin hacer prevalecer la cultura anglosajona sobre el resto de las culturas del mundo. No basta con el dominio político y económico; se hace necesario que también exista el cultural, que es el que sirve para que el imperio se perpetúe por los siglos de los siglos.

Shakespeare no es el vector literario de la gran mayoría de los literatos que, desde el siglo XVI, han escrito y escribren en este planeta. El canon es el modelo en el que las demás obras han de mirarse. El "canon occidental" de Bloom es un canon poético, poético en el sentido del carácter que la poesía tiene frente a la historia. El poder tiene esas cosas: cree que puede ofrecer verdades absolutas, pero son sólo apariencias de la verdad. La vida está en otra parte.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Caminando en silencio: José Carlos Cataño

Tengo entre las manos el último libro de José Carlos Cataño, Lugares que fueron tu rostro (2008). Apenas leído: cual si se tratara de un recorrido muchas veces realizado en la memoria se nos muestran los poemas que componen el libro (se trata, sólo, de una primera impresión, que es la que guardo siempre y que recuerdo cada vez que me acerco a él). Es del poder de la lengua, de su maravilla, de su capacidad de reflejar (no exenta de dificultad) el mundo que se va constantemente creando, de lo que nos está hablando el poeta. Parece -me parece- que asistiéramos a un exorcismo: la palabra dicha se repite y en esa repetición -esa letanía- se está buscando más allá. Cómo si no podía ser. Cuánto camino queda por delante para llegar a esos lugares. Nos queda su lectura.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Verbosidad

La verbosidad, como la ociocidad, son males terriblemente contagiosos. Tienen que ver, a mi juicio, con un estado de dejación de las responsabilidades para con uno mismo. Se puede ser lenguaraz, pero ello no implica la verbosidad, aunque tal vez, ello no suponga un mal. El hablar es, en el fondo, el mal mismo. Al menos muchas veces. En ocasiones, preferiría no hacerlo.

jueves, 16 de octubre de 2008

Lo que nos queda

Puede que a veces uno peque de demasiado incauto. Lo difícil no es ser incauto, sino parecerlo. Aunque prefiero a los incautos, a decir verdad, que aquellos que siempre están perdonándote la vida. Esos me producen un estado de profunda tristeza. Pero, y lo confieso, yo también he pecado: me ensorbebecí y me ensorbebezco cada vez que dudan de mí -acaso yo lo hago de ti, insensato-; cuando siento que se me trata con displicencia y cuando creo firmemente que se me está faltando el respeto.

Hoy, sin embargo, estoy muy cansado y vuelvo a esta bitácora como quien regresa a un lugar querido, cómodo y mullido.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Sorpresas

Me descubro, repentinamente, absorto en la lectura del blog de José Carlos Cataño, como tantas otras veces, y me dejo conducir, aun de nuevo en este mundo, atado a la cotidiana mesa, al cotidiano ordenador, a los no menos cotidianos documentos que ya comienzan a preocuparme, a los amables lugares por los que transita. El mundo es ancho y ajeno, escribió Ciro Alegría, y a decir verdad lo es tanto como fórmulas para describirlo. Será porque cada uno de nosotros tiene una querencia a ciertas palabras, a una peculiar manera de combinarlas, que el mundo visto por cada uno de nosotros -al menos, quienes tienen conciencia de que estamos- es otra cosa. Que la maravilla surge de lo inesperado.

martes, 2 de septiembre de 2008

Auténticos perdedores

Los de las novelas son legión. Deambulan por ellas -son tantas- como la voluntad de sus hacedores. Son perdedores porque se ofrecen al mundo, en sus fortalezas y en sus debilidades. En el cine, sin duda alguna, hay un perdedor que sobresale sobre el resto -con permiso de Dean Martin en Río bravo o, en especial, Robert Mitchum, por muchas de sus películas- es Steve McQueen. Reconozco que, cuando veo El rey del juego, Papillon o La gran evasión, me reconforta saber que hay vida más allá de las horas que dedico al trabajo, que merece la pena ser feliz cueste lo que cueste y que la coherencia es un valor en tiempos como los que vivimos, de aflicción, pero, sobre todo, de mixtificaciones. Eso es lo que tiene vivir, me dirá alguno.